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La Comunidad


“¡Feliz, feliz Navidad, la que hace que nos acordemos de las ilusiones de nuestra infancia,le recuerde al abuelo las alegrías de su juventud, y le transporte al viajero a su chimenea y a su dulce hogar!”

(Charles Dickens)

Antes de que otra cosa suceda, algo así como un olvido, les deseo una Feliz Navidad y que el año nuevo venga lleno de muchas alegrías, paz, salud y prosperidad. Y como nos hacían decir cuando estudiamos la primaria: “He dicho”.

Ahora paso a otro tema que me ha estado revoloteando en la cabeza desde hace un par de meses, desde que llegué de mi viaje a El Salvador. Con un poco de vergüenza, tengo que reconocer que a pesar de haber leído mucho, desde mi infancia, mi juventud y… ahora, nunca, pero nunca, tuve la dicha de disfrutar y aprender de libros de mis paisanos.

De niña leí “Hace Falta un Muchacho” de Arturo Cuyás; “Corazón, Diario de un niño” de Edmundo De Amicis, “El Quijote de la Mancha” de Miguel de Cervantes y bueno, muchos otros que tuve que leer, como a Dante Alighieri en su Divina Comedia, Homero, bueno, muchos otros. Pero además, muy a escondidas, leía las tiras cómicas de los periódicos y muchos paquines (pequeñas revistas de historietas cómicas)

En mi juventud, y como parte del material académico de la universidad, leí: El materialismo dialéctico de Kursanov, a Marta Harnecker, Marx, Lenin, Konstantinov, etc. Y como diversión muchos otros libros como “Cien años de soledad” de Gabriel García Márquez; y muchos otros que no puedo mencionar, porque algunos no eran muy recomendados para una chica.

En síntesis, he devorado libros, paquines, revistas como las famosas Selecciones, Vanidades, Buenhogar, etc., al grado de que de algunas, sino de todas, pagaba suscripción. De todos los escritores que he publicado en la Revista Spanglish en la sección “Ponle Coco”, a todos los he leído y precisamente los poemas que han aparecido en la revista por más de 18 años, todos ya los conocía.

Debido a mi trabajo en la universidad, conocí en la librería universitaria a David Escobar Galindo, un escritor salvadoreño, que compraba una tarima de libros cada semana. En Extensión Universitaria, conocí al Maestro Edmundo Barbero, español, que residió por muchos años en El Salvador, él era un actor de teatro con muy buena reputación. Recuerdo que la primera vez que hablé con él, disfruté sus historias… pero después me las repetía cada vez que nos veíamos; en esa misma época conocí a Matilde Elena López, escritora, que murió hace algunos años. Luego en la Editorial Universitaria, conocí a Pedro Geoffroy Rivas, escritor y profesor universitario, muy reconocido en El Salvador.

Pero yo, estaba muy ocupada, estudiando mi carrera, bailando, escuchando a los Bee Gees, Bread, Chicago, Creedence Clearwater Revival , Roberta Flack, Stevie Wonder, The who, Queen, Lour Rawls, Alice Cooper, Gloria Gaynor, y me quedo corta, etc. Y todavía recién llegada, unas señoras me pedían que hiciera “pupusas”, si apenas tuve tiempo para hacer todo lo anterior, tener hijos, trabajar… Y además leyendo a otros autores, leí muy poco de cada uno de los que he mencionado que conocí, al grado tal, que hace apenas unos meses estoy leyendo las obras de Roque Dalton “Las historias prohibidas del Pulgarcito”; Cenizas de Izalco de Flakoll y Alegría. Otros tres libros no menos importantes como el de Rosario Arias Naranjo y Leonardo Heredia. Estoy comenzando “Noviembre” de Jorge Galán, que hasta el momento pinta muy bien.

El punto de mi editorial es que me perdí de leer en mis años mozos esas hermosas obras de arte de mis compatriotas; pero como comúnmente se dice: “Nunca es tarde”. En estos días he estado muy ocupada en labores de la casa, arreglando para recibir el año nuevo, haciendo este especial de Spanglish y comunicándome con muchas personas y además… devorando libros. Y les comento, que he revivido, estoy muy despierta y con muchos deseos de seguir leyendo.

Luego les comentaré… pero por el momento, les pido que gocen esta navidad y fiestas de año nuevo, especialmente con la familia, si es que la tienen aquí y si no, con personas de su completo agrado. Les deseo mucha prosperidad y éxitos en el año venidero.

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