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La Comunidad


“Algún día el árbol que has tronchado te hará falta para respirar."

Iris M. Landrón

En el mes recién pasado, septiembre, tomamos nuestras vacaciones, Mario (mi esposo) y yo. Y la verdad es que, aunque viajamos hasta El Salvador, nos dedicamos, casi exclusivamente a descansar y comer. Así es que el estrés del trabajo y la rutina, se quedó atrás. Ahora con nuevos bríos, estamos listos para enfrentar todo lo que tenemos que hacer para reponer los días descansados.

Parece que con el tiempo (y la edad) se aprende, pues ahora no nos desesperamos por andar de un lado a otro o de comer lo que no tenemos en Canadá, sencillamente comimos lo que pudimos y sin exagerar.

A pesar de que planificamos y tratamos de poner todo en orden antes de salir, las cosas se complicaron. Por primera vez en años de estar saliendo a vacacionar, resultó que el hotel que habíamos escogido para llegar… no existía, había sido cerrado dos meses atrás. Nos enteramos porque casualmente, llamamos antes para evitar un cuarto que fuera para fumadores y así nos enteramos que no había hotel… pero fue a escasos dos días antes de partir y ya había sido pagado.

Tuvimos que llamar a la compañía y escogimos otro hotel casi a la carrera, el cual era un tanto más grande que el anterior; pero fue totalmente equivocada la selección, pues carecía de muchas cosas que cualquier hotel proporciona por el precio que pagamos. Y por otro lado, la primera habitación que ocupamos olía mal, a cigarro y a humedad. Además tuvimos que pagar una gran diferencia, solo porque la empresa con la que compramos el paquete no tomó en cuenta que el hotel era “fantasma”.

En ese mismo hotel tuvimos que permanecer por 12 días, pues ya estaba pagado, estuvimos en 4 diferentes habitaciones y 2 diferentes pisos; pero no pude tener una simple secadora de pelo o un gorro de baño, la plancha estaba oxidada. Increíble y es un hotel que luce muy bonito y elegante en las fotos. Pregunté por lo que me impactó más en las fotos, el bar, con la novedad de que ya no existía.

Sin embargo, procuramos hacer caso omiso de esos inconvenientes y disfrutar lo todo lo que fuera posible. En realidad, nos relajamos, pero salió bastante cara la relajada.

Para cerrar con broche de oro, en Houston perdimos el vuelo de regreso hacia Vancouver, pues el vuelo anterior se retrasó y solo en la fila de migración se nos fue todo el tiempo. Tuvimos que pagar otro hotel y la línea aérea no se hizo responsable del gasto. Y debido al cambio de fecha en que llegamos, nadie nos recogió en el aeropuerto y ya se han de imaginar la cantidad que nos cobró el taxi.

Lo único bueno y valioso es que regresamos sanos y salvos. Visitamos a la familia y nos reunimos con algunos de ellos, incluyendo la abuelita de Mario que ya tiene 104 años y que todavía nos reconoce, estuvimos con ella en dos oportunidades.

Estas vacaciones, como siempre, nos fuimos al mar a disfrutar con algunos familiares y eso fue como un retiro lleno de serenidad y bastante alejado de nuestro entorno cotidiano.

Me gustaría poder gozar de vacaciones, sin tener que viajar tan lejos y disfrutar nuestro apartamento; pero lo malo es que hay tantos distractores como son el teléfono, la computadora y las actividades cotidianas a efectuar en casa. Pero saldría tan barato…

Bueno, después de este breve descanso, no me queda más que desearles que disfruten en familia para “Thanksgiving Day” y para los que así lo desean y disfrutan que tengan unas felices fiestas para “Halloween”.

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