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Cierre de las Escuelas en British Columbia


En nuestros países tanto profesores como estudiantes luchan con energía para obtener presupuestos y currículums acorde a las necesidades de la población, si no miremos lo que está pasando en el estado de Oxaca, México. Aquí las cosas se toman con más calma, por eso es que quizás los gobiernos se toman más libertades a la hora de tomar decisiones.

Evidentemente algunas de esas decisiones están dirigidas a favorecer a los más adinerados. La consistencia no se le puede negar al gobierno de nuestra premier; la señora Christy Clark ha sido consistente en favorecer a las clases pudientes y olvidar a la población en general. Todo gobierno debe definir prioridades a la hora de distribuir los fondos presupuestarios. Pareciera que la salud y la educación son solo una prioridad para buscar alternativas de privatización de estos dos servicios básicos.

Mientras por un lado se quiere impulsar el servicio médico privado, por otro se beneficia a las escuelas privadas con altos subsidios y, contradictoriamente se recortan los presupuestos de la salud y la educación dejando a estos dos sectores con grandes deficiencias que repercuten en el bienestar de la población.

Pero si nos enfocamos solamente en el problema de educación debemos reconocer primero la sorpresa que ha causado en meses recientes el anuncio de cierres de escuelas en toda la provincia. Se anuncia que solo en el distrito escolar de Vancouver se podrían cerrar hasta 13 escuelas.

Dos son los factores que se atribuyen a esta decisión, el primero es el cumplir con la necesidad de acondicionar los edificios escolares para hacerlos más resistentes a terremotos y el segundo para prevenir los déficits recurrentes de todos los distritos escolares.

Sabiendo que vivimos en una zona sísmica y que la mayoría de las escuelas fueron construidas hace muchos años, sin cumplir con los reglamentos actuales de seguridad, los padres de familia y educadores reconocen y favorecen la necesidad de reforzar las estructuras de los edificios para garantizar seguridad a la integridad de los estudiantes. Lo que no queda muy claro son las razones para cerrar escuelas a fin de subsidiar esas construcciones.

El gobierno de la provincia ha definido que dará fondos para construcción a las escuelas que tenga el 95% de su capacidad cubierto. En la actualidad el nivel de capacidad promedio de las escuelas de Vancouver es de 84.6%. Lo más preocupante es que ese nivel se ve reducido cada año.

Por ello las juntas de los distritos escolares han buscado alternativas primero para cumplir con el 95% de capacidad y segundo para reducir su déficit presupuestario. La solución para ellos es cerrar escuelas y buscarles otros propósitos. Con ello se podrían ahorrar cada año en gastos administrativos $249.000 por anexo, $567.000 por escuela primaria y $1.949.000 por escuela secundaria. A esto hay que añadirle los gastos diferidos de mantenimiento que son $3 millones por escuela primaria y $17 millones por escuela secundaria.

Pero eso no es todo. Los distritos escolares piensan vender algunos terrenos para obtener capital fresco; por supuesto que las grandes compañías constructoras estarán más que felices de adquirir estas “prime properties”, generando más caos en el ahora turbulento mercado de la vivienda.

La pregunta que se cabe hacerse es ¿por qué el gobierno provincial no da más dinero a la educación pública cuando subsidia grandemente a la educación privada? El déficit de todos los distritos escolares es de $81 millones; sólo el déficit de Vancouver es de $24 millones. Ahora veamos en detalle lo que los habitantes de la ciudad contribuyen directamente a la educación. Como parte de los impuestos a la propiedad existe un impuesto al subsidio escolar. Los residentes aportaron en 2015 $519 millones, pero la provincia solo pagó por escuelas públicas $440 millones. Esa diferencia podría cubrir el déficit de todos los distritos escolares y evitar el cierre de escuelas.

Al mismo tiempo las escuelas privadas recibieron $341 millones en fondos públicos durante 2015. Desde 2005 el subsidio del gobierno a las escuelas privadas ha aumentado 66% mientras el fondo para las escuelas públicas ha aumentado 19% en el mismo período. Nuestra premier tiene a su hijo estudiando en la prestigiosa escuela privada St. George que tiene un costo de hasta $20.000 por año para canadienses y de $30.860 para estudiantes extranjeros.

El partido opositor NDP ha dicho que no cambiará la fórmula utilizada para asignar esos fondos a las escuelas privadas si llegase a ganar futuras elecciones; por lo que se infiere que no habrá cambios significativos en esta política. Al respecto la diputada del partido de oposición Jenny Kwan ha dicho que quizá hay error con esta fórmula pues los distritos presentan consistentes déficits cuando podrían conducir a la reducción de programas de analfabetismo para estudiantes con vulnerabilidades.

Espero que reaccionemos para evitar cierre de escuelas y para evitar que nuestros hijos viajen largas distancias para llegar a sus escuelas. La solución es simple si el gobierno se preocupara menos en el bienestar de los propietarios y constructores en detrimento de la población en general.

Fuentes consultadas: National Observer, CBC News,

The Tyee, Global News.

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