Mi Casa Soy Yo
Casa mexicana...
te quiero porque nos proteges
y en la historia de nuestra familia,
has sido testigo de maravillosos momentos.
Viste crecer a nuestros hijos
cuando llegamos para habitarte,
recibiste a unos niños y ahora despides a hombres.
Tienes el espacio adecuado
para que cada uno de los que te habitamos,
estemos a gusto.
Eres bonita y acogedora,
tienes grandes ventanales
por los cuales entran los rayos del sol por la mañana
y la luz de la luna por la noche.
Te adorna un disfrutable y pintoresco patio con su fuente,
que también forma parte de nuestra historia,
porque ha sido escenario de múltiples festejos,
cumpleaños y reuniones.
Siempre estoy arreglándote
y nos acompañamos mutuamente cuando todos se han ido,
y lo más importante, eres como un imán atrayente
porque logras que todos regresemos a ti
deseosos de gozarte, disfrutarte y, sobre todo,
dispuestos a descansar.
Y como bien dice un proverbio mexicano:
“La casa no se reclina sobre la tierra,
sino sobre la mujer”.
Por ello... ¡Mi casa soy yo!