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La Edad no se Cuenta Por Años


Al finalizar un año, vemos pasar el tiempo que nos marca el reloj de arena y con la mirada puesta en el horizonte esperamos los retos que nos depara el destino.

Vivir la vida diaria es una odisea y un pentagrama musical donde vamos creando la partitura de nuestra vida. Las etapas van pasando, los ciclos se van cerrando y seguimos fieles al rumbo trazado. Dice Séneca: "La vida es como una leyenda, no importa que sea larga, sino que esté bien narrada".

Hoy pienso en voz alta y hago un breve recuento a través del velo de los años, al cumplir este mes mis primeras seis décadas de vida, de juventud acumulada. Sí, ya ha pasado mucha agua bajo el puente.

Algunas personas se quitan los años o no dicen su edad, es un misterio impenetrable. Pero la edad no se cuenta por años, dijo alguien alguna vez, más bien se cuenta por los buenos amigos que se logran a través del tiempo, y por los logros y realizaciones.

Cumplir 60 años es hacer un alto en el camino, es ver de pronto pasar la vida en un recorrido fugaz por mi mente, es acumular experiencias, es asumir actitudes y tomar decisiones. Porque en la vida no hay varita mágica que cumpla los deseos, todo se logra con constancia, voluntad y esfuerzo, y tiene su recompensa.

Originaria de Monterrey N. L. México, mi niñez la compartí con mis siete hermanas que son unas castañuelas: Aurora, Sara, Martha, Ma. Elena, Cristina, Rosalinda y Olga Nelly. Nuestros padres Don Antonio y Doña Elisa, se esforzaron para darnos todo lo mejor a sus ocho hijas, en todos los aspectos.

Sucesos de la vida: en el año '76, di el "sí" en el altar, y como en la época en que me casé a mi puerta aún no llegaba la liberación femenina, mi flamante esposo me leyó la cartilla, qué digo, un decreto, y me dijo: "que mi prioridad debería ser mi hogar, mi esposo y mis hijos, de tiempo completo" y, como donde manda capitán no gobierna marinero, tuve que hacer una pausa y renunciar a mi trabajo. Tiempo después afloró mi habilidad creativa y trabajé desde mi casa.

Confieso que no todo ha sido miel sobre hojuelas, he sorteado tormentas y he cruzado el umbral del dolor, porque la vida es así, con sus altas y sus bajas, con épocas de vacas gordas y flacas, con alegrías y tristezas, con amor y desamor, con ilusión y decepción. Pero la vida continúa, guardo mi dolor y seco mis lágrimas para seguir adelante.

"Hay que saber florecer donde Dios nos ha plantado", afirma Adela Kamm. He vivido y trabajado en México, Estados Unidos y Canadá, y he viajado por el Viejo Continente. Y en el ir y venir de la vida, he reído y he llorado; llevo mucho tiempo siendo fuerte.

La mayor bendición de mi vida llegó cuando nacieron mis dos hijos Osvaldo y Emmanuel, y años más tarde llegaría el tesoro más preciado, los nietos. Como madre y esposa he sido el pegamento que ha unido a mi familia, un compromiso de toda mujer. También tengo dos hijos editoriales, el primer libro lo titulé "Una Mirada al Pasado" y salió a la luz en diciembre del 2005; el segundo libro lo titulé "Entre las Hojas del Tiempo" y fue publicado en diciembre del 2009, un regalo del alma.

Amigos lectores, el novelista ruso León Tolstoi, nos dice: "el secreto de la felicidad no está en hacer siempre lo que se quiere, sino en querer siempre lo que se hace". Lo más valioso del ser humano está en su esencia. Valoro la lealtad y la honestidad en el hombre con convicción. Rechazo la mentira y el engaño, son enfermedades del espíritu. Hay que ser congruentes entre lo que decimos y hacemos, ser de ley, hablar con la verdad y actuar con respeto hacia la persona que elegimos para compartir la vida. Cumplir con las leyes de Dios y de los hombres. El tiempo de la vida es limitado... Hasta el próximo año, con el favor de Dios.

¡ FELIZ NAVIDAD Y PRÓSPERO AÑO 2016 !

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